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Sin título

Este bordado en principio fue el principio de una página principal de un concurso que comenzaba como un principio, ya que hasta el momento no se había organizado un concurso como tal,  “El concurso del libro bordado”, y ahí se quedó, por mi parte, como el principio de un proyecto inacabado. Me voy a sincerar contigo, y te confieso que hay días que me pesa haber retirado mis manos de esas futuras páginas bordadas, pero luego pienso que algún día lo acabaré, de eso estoy segura.

Te puedes preguntar, me imagino, que cuál fue el motivo que me llevó a tomar tal decisión. Te lo voy a contar, mi falta de creencia en mi trabajo, ¿cómo?, sí me dejé llevar por la técnica y no por la intuición, esa que siempre me ha guiado. La verdad que gracias a este trabajo inacabado fui consciente de mi forma de trabajar, me dejo llevar por lo que siento y los hilos me van llamando y a la vez van creando formas, sus formas. La técnica no entra en mi cerebro creativo, sí… ya sé que es una herramienta fundamental para empezar, pero una vez sabida la dejo de lado, no me interesa, por eso enseñar a bordar sinceramente, no me emociona.

Sí, ya te advertí que me iba a sincerar contigo, abro mi corazón para ayudarme a ser sincera conmigo misma y poder expresar lo que siento cuando trabajo con hilos de colores. El tiempo para mí no existe, es un problema o no, según se mire, para mí no lo es y por supuesto que como, bebo, duermo, estoy con mi familia, con mis animales, veo pelis y series, y ahora estoy cursando una carrera, filología hispánica, que junto al bordado es lo que más me puede emocionar en la vida, aparte de mi familia por supuesto.

¡Ya está!, me siento mucho mejor, no sé cuántos ojos leerán esta declaración, no me importa, lo que sí mi importa es que al menos, sirva a algunos, ojalá que a muchos a sincerarse con ellos mismos, en estos tiempos, y sé que es una frase muy manida últimamente, pero no por ello deja de tener su valor.