1 de abril de 2022
Comienza un nuevo mes. Hoy ha pasado algo que me ha sacado de mi mundo y es el hacerme ver que el mal está en las calles. Uno vive su vida cómo mejor sabe e intenta respetar al otro, no lastimar, ayudar… son acciones que a todos se nos llena la boca cuando hemos de demostrar al otro, quizás no tanto a uno mismo, que yo sí, yo sí soy buena persona.
Aquí podría entrar en una reflexión no sé si infinita, es complicado debatir ante una pantalla y sin respuesta, pero lanzo una pregunta ¿realmente nos ponemos en el lugar del otro? es decir, solo nos ponemos en el lugar del otro si este está en un estado de riesgo, de enfermedad, de pena por alguna pérdida… pero ¿qué pasa con el otro, el que hace daño, el que roba, el que se siente fuerte porque amenaza o golpea?.
¿Quién de nosotros, que tenemos una educación, que nos sentimos queridos y que también nosotros amamos, se pone en lugar de este que hace mal?
No sé, igual me equivoco, pero pienso que no muchos. Yo misma te puedo decir que el primer impulso es la condena hasta que ha llegado esta reflexión.
Te presento el punto de granitos, es un punto muy sencillo, solo has de sacar la aguja clavarla un poco más arriba en vertical y repetir esto tantas veces quieras para que quede abultadito.
Los granitos de arena que juntos pueden formar una roca, todos somos granitos de arena, el problema es que no lo sabemos.
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