23 de marzo de 2022
Me he saltado un día. Ayer retomé las clases de natación y me agoté. Es increíble cómo la mente te puede hundir hasta el fondo de la piscina, me explico… Llevaba tres días sin ir y mi mente interpretó que ya no iba a tener fondo, que toda la técnica y la resistencia que había logrado se habían esfumado, así como por arte de magia.
Yo que soy muy obediente con mi mente, por supuesto le hice caso. Así que nos presentamos las dos en el agua con esa aptitud y lo logramos, vamos que si lo logramos. Nada más empezar y nada más acabar, entre medias el miedo.
No he parado de pensar en ello, ¡qué increíble poder tenemos y qué mal lo utilizamos! ¿por qué no utilizar ese mismo poder para crear en lugar de destruir? digo yo…
Después de toda esta increíble experiencia volví a mi exposición, y allí me pasé el día, el día lluvioso, pero me dio para tener interesantes conversaciones con algún que otro visitante, para recibir a personas muy cercanas a mí, como mi hijo Ignacio que tuvo el detallazo de venir con su jefa:)
Y también pude invertir ese tiempo en la maravillosa lectura de Alejandro Palomas con su libro «Un perro».
Ahora vamos a lo más importante.
Te presento el punto de hoja. Este punto se utiliza, como bien su nombre indica, para bordar grandes hojas simétricas. Se comienza de arriba abajo. También puedes bordar hojas más pequeñas, pero al ir orientado el hilo de forma oblicua tendrías que utilizar menos hilos, es decir que de una madeja de seis hilos utilizar uno o dos para que el efecto oblicuo se aprecie.
Como siempre digo, así explicado y sin un dibujo como referencia es complicado entenderlo, pero este blog no es un blog exclusivamente de bordado, es un blog de relatos con bordado.