Pensamientos

20 de octubre de 2022

Jueves. Mientras me tomo un vino blanco porque sí, me pongo delante del teclado y mis dedos dirigentemente se lanzan en busca de las letras idóneas para ir formando las piezas llamadas palabras y así poder dejar por escrito mis pensamientos para que ojos curiosos los lean.

Mis pensamientos fluyen, no se paran, ¿habrá conseguido algún ser humano a lo largo de los tiempos parar su mente? Seguro que habrás escuchado que para meditar hay que parar la mente, eso se decía al principio, es decir, cuando unos cuantos colgados como es mi caso buscábamos otras formas de pensamientos, filosofías, religiones, por el solo hecho de indagar y no quedarse con lo aprendido desde chicos.

Bueno, pues en esos tiempos remotos recuerdo haber leído que para meditar era fundamental parar la mente, claro está que debió de salir la gente espantada de esos lugares de meditación porque en lugar de producir el efecto deseado que era relajarse, la gente se estresaba aún más porque no paraba de pensar en la lista de la compra, el cabrón de mi jefe, tengo que poner la lavadora y otras sutilezas más del estilo.

En fin, que los meditadores se dieron cuenta de esto y cambiaron el discurso recomendando y, pensaron, claro está,  que lo mejor era que cuando te viniera un pensamiento, en la meditación, (te iban a venir muchos), que los dejaras pasar sin más como el que ve fotogramas unos detrás de otros.

Después de aprender que los pensamientos no pueden desaparecer y dejar que pasen cual pasarela de moda, también y esto es interesante, recomiendan que los observes, porque según piensas así te va en la vida.

Claro, yo me he puesto a ello, porque soy muy obediente y, me he dado cuenta de la calidad de pensamientos que tengo, es decir, de calidad poco más bien saldos y claro pienso yo ¡así me va! es que no me digo nada bonito, pero que no cunda el pánico a partir de ahora sí que mis pensamientos van a ser y son de calidad.

Todo positivo, todo amor, todo abundancia, todo plenitud. He dicho.