Una vez más, no cumplo mi palabra. Hoy he leído en uno de esos anuncios que te presentan en una plataforma social, que cuando entras en ella es imposible salir, vamos que te secuestra tu vista, tu yo, tu otro yo y si me apuras hasta tu alma, siempre y cuando creas que tienes alma, recuerdo que este verano un amigo me dijo que él no creía en esas cosas de las almas, el cielo, el Creador, con mayúscula, y espera que me estoy desviando de mi propósito.
No cumplo mi palabra porque como iba diciendo hoy leí en una de esas plataformas sociales, que escribir en un blog es un trabajo un tanto delicado, en el sentido que a la primera de cambio uno tira la toalla, ¿por qué? porque te sientes muy solo y no sabes realmente si lo que escribes y compartes llegará a alguien, entonces la decisión de “tirar la toalla” está a la vuelta de la esquina, y sí mis queridos lectores invisibles, justo eso me pasa a mí, así que no voy a volver a prometer si voy o no voy a escribir en el blog.
Ahora que sí estoy escribiendo, voy a hablar sobre el libro de “Los cuatro acuerdos” de Miguel Ruiz ¿lo has leído? si es que no, te recomiendo que lo leas.
Acuerdo 1
Sé impecable con tus palabras
Acuerdo 2
No te tomes nada personalmente
Acuerdo 3
No hagas suposiciones
Acuerdo 4
Haz siempre lo máximo que puedas
Estos son los cuatro acuerdos que si todo habitante de este planeta los llevásemos a cabo, te digo yo que el planeta tierra cambiaría de nombre, dejaría de ser lo que ha sido para convertirse en otro planeta muy distinto al que fue. No sé si es necesario cambiar de nombre cuando uno hace este tipo de conversión tan profunda, quizás no sea necesario, pero lo que sí ha de hacerse notar es que la identidad no es lo que era, y no sé yo si el nombre influirá.
En fin, te escribo estas palabras de reencuentro para recomendarte estos cuatro acuerdos. Yo quiero aprenderlos, integrarlos en cada una de mis células a ver si así me pongo las gafas de ver otra realidad, y quién sabe, igual hasta me cambio de nombre.
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