21 de febrero de 2022
¡Sí que vamos bien! No entiendo este tema, El sábado muchas visitas (a mi web) y ayer cero pelotero. En fin… el desánimo puede entrar por la puerta grande o por la puerta pequeña, mejor por ninguna de las dos.
Punto de espiguilla. Cuando conocí por primera vez este punto me costó, es esa parte de mi cerebro que a la primera no lo pilla, pero una vez aprendido va como la seda. Es un punto divertido, otro más de hacer, eso sí requiere de atención plena.
Hoy he visitado la librería de mi pueblo, es un lugar que una vez que entras en él te trasladas a otra época del pasado, a la que a mí me fascina, finales del siglo XIX y principios del XX. En este carismático lugar vendo mis postales bordadas. El dueño me ha dicho que a todo el mundo les encanta mis postales, que solo dicen maravillas de ellas, peeeeeero que quizás el precio sea alto.
Y nos volvemos a topar con el tema de siempre; horas, diseño, material, hecho a mano, obra incunable… no es suficiente, no se ve, solo se ve que quizás sea un pelín caro. Por si no sabes el precio te lo digo 9€ sí nueve euros, y el librero se lleva 3€ con lo cual me quedo con 6€ ¿podré pagar el gas, la luz, la comida? creo que no.
Sé que mi trabajo lo compra el que admira y valora la obra, y bueno… que el desánimo no entre por ninguna puerta.
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