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La flor de la canela

La canela, su olor me lleva a evocar tardes de invierno, en los que su aroma flota en el ambiente de mi casa, en el té recién hecho con una ramita de canela, el arroz con leche, las torrijas… seguro que algún plato más o bebida sacarán provecho de esta flor y su aroma.

Quiero compartir contigo una conversación que tuve hace poco con una persona, el tema como no, era sobre este futuro incierto, ¿qué nos aguarda?. El futuro siempre es incierto pero en estos tiempos es aún más. Esta persona comentaba que según van marchando los acontecimientos, sociales, económicos… todo va dirigido hacia la salud, laboratorios y tecnología. Yo le pregunté qué pasaba con el arte, ¿dónde quedaba en esa supuesta futura sociedad?. Me contestó que no entra, así tal cual, el arte desaparece. De su boca salieron estas palabras con rotunda certeza, convencimiento absoluto, para esta persona el arte contemporáneo no interesa a nadie, y en general el arte en cada una de sus facetas, daba igual, todo entraría en el saco del olvido porque eso no da dinero y lo que no da dinero tiende a desaparecer, el futuro es de la informática y de la tecnología. ¿Dónde queda el ser humano en todo este proyecto futuro?, me contestó que poco quedará, que las máquinas harán el trabajo y así salvaremos el planeta de la destrucción.

¿Realmente esa es la solución?, soy consciente de un número de personas que habitan este planeta que el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, no es lo más importante en sus vidas, quiero pensar que será un porcentaje mínimo, pero hay algo innegable y es que en la vida de todo ser humano en algún momento por muy pequeño que haya sido alguna manifestación artística le haya hecho reír, llorar, amar, compartir, unir, sentir en definitiva. Si el arte desapareciera de este planeta, ¿qué pasaría con la paz? una canción, un concierto en vivo, una ópera en vivo, la admiración de una pintura, una película proyectada en una sala, un taller de lectura compartiendo los sentimientos que ha despertado esa lectura en cada uno de los participantes, y como no, unas clases de bordado, presenciales, eso también es arte y todo ello, que seguro se me escapará alguno más, al menos a mí, me trasmiten paz, y como se dice en hebreo que especialmente me gusta más, Shalom.

Todo esto para compartir contigo la flor de la canela y lo que puede inspirar, un bordado con unos trazos hechos con hilo…