2 de agosto de 2021
Comienza un nuevo mes, el último del verano. Me gusta recordar con el inicio de cada mes el trabajo realizado en el anterior, a veces me sorprendo de lo activa que he estado, como es el caso de este mes pasado.
Me surge una duda, y es la siguiente ¿por qué si lo que más me gusta en este mundo, a parte de algunas cosas más, es bordar y no consigo vivir de mi pasión? Vivir, de disfrutar de bordar más un incentivo económico.
No sé, me imagino que algún día vendrá la respuesta. Puede que dependa del momento en el que me crea realmente lo bien que bordo y las creaciones tan maravillosas que salen de mi ingenio borderil.
Hoy, tomando un café con una amiga, nos hemos dado cuenta lo poco que nos valoramos. Lo invisible que a veces nos sentimos ante nuestro entorno. No es que nuestra familia, amigos no nos quieran, no es eso, es cómo que tenemos la sensación de no ser vistas, que lo que hacemos no se valora, no se ve.
Pongo un ejemplo; hago un bordado, lo muestro y me felicitan -¡Ay qué bonito! y ya. En las redes sociales, algunos likes, pocos comparado con algunos que tienen 600 likes. Yo con tener 80 me conformaría, pero ¿ves? otra vez pensando en pequeño. ¡Cómo que solo 80! ¡Ve a por miles! y no me lo puedo imaginar, y la única razón es porque no me siento capaz de llegar ahí.
¿Quién dice eso? Yo
Esta entrada no es positiva, como todo lo que se ve en las redes. Es real, y quiero transmitir que soy una persona que aún no se valora lo suficiente, pero no quiero decir con esto que vaya a ser siempre así. Soy consciente de ello, al menos es un gran paso. Ahora toca el siguiente, CREER, CREERME.
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