He de confesar que hasta hace unas semanas no me interesaba lo más mínimo bordar en papel, no por ello no dejaba de admirar bordados realizados en fotografías antiguas, es curioso, pero se trabaja más en fotografías antiguas que actuales, será porque las de nuestros días están todas metidas en el móvil y claro es difícil bordar en el móvil. Mi alumna Patricia con su interés por aprender a bordar fotografías me llevó a aprender sobre esta técnica, justo ayer cuando iba en el autobús de camino a la clase leí este párrafo:
“En la serenidad existe el aprendiz; todos somos aprendices; nuestro magisterio es ser aprendiz; el mejor maestro es el mejor de los aprendices”. Esta última frase requiere de unos minutos de reflexión. “El mejor maestro es el mejor de los aprendices” para enseñar hay que empezar por ser humilde, si lo eres empiezas por saber que no sabes, a veces se sabe pero no se sabe qué, la realidad es que para enseñar hay que aprender, no hay vuelta de hoja en ello, y para aprender no hay límite de edad ni de tiempo, bueno de tiempo hasta que llegue el fin de nuestra vida en este mundo.
Disfruto enseñando porque mis alumnas me enseñan a que siga aprendiendo, a descubrir nuevos puntos, nuevas técnicas, como en este caso el papel. Con el papel tienes que trabajar con un material duro, no se abandonará a tus manos, para que se deje hacer tienes que aliarte con él, y anticiparte a lo que vas a bordar, fijando de antemano los puntos, así el papel se dejará hacer y no se volverá indómito.
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