7 de marzo de 2022
Ya sé, me he saltado un día. Ayer fue domingo, tenía todo mi día organizado y como no, también en ese orden entraba mi entrada nueva en el blog.
La vida no es una agenda organizada con cada una de sus horas, y que además se tenga la certeza de que se vayan a cumplir, no, así no funciona. Sí que es verdad que la mayoría de las veces, sí se cumplen esas tareas, pero alguna vez, vaya usted a saber por qué, se saltan las normas, se pone todo patas arriba y te quedas con cara de pasmao, sin saber por dónde te ha venido que ni te has enterado.
Ayer no me despertó la luz del día por ser domingo, me despertó un intenso dolor de cabeza, quería pasar el domingo conmigo, y yo le dije vale, pero no seas muy intenso por favor. No me hizo caso, me dio una pequeña tregua en el desayuno, debe ser que tenía hambre, y después me atacó sin previo aviso, y ahí que se quedó.
Fue tan intenso el dolor que tuve que abrir mi boca y tragarme una de esas pastillas mágicas, que el normal de los mortales, no yo, que no soy normal, se las toma como si fueran las más deliciosas de las chuches. Bueno pues que tuve que tomarme una porque si no el domingo no habría existido para mí, y como te he dicho antes, sí que son mágicas esas pastillas, en menos de media hora me encontraba sin él, se había ido…
Te cuento todo esto porque después de esta anécdota, mi cuerpo me pedía descanso, y le hice caso, tanto que cuando iba a publicar en el blog, la wifi de mi casa ya se había ido a dormir y no tenía internet, así que el punto que tocaba ayer te lo presento hoy lunes.
Te presento el punto de ajedrez enlazado. No me ha gustado cómo ha quedado, no sé si es la tela, el grosor del hilo, me inclino más por esto, o los colores, el caso es que no me he quedado yo muy satisfecha del trabajo, también puede ser que tenía las secuelas de lo que te he contado antes y mis manos reflejaron mi estado mental confundido.
Seguro que en otro momento lo volveré a realizar y quedará mejor.
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