24 de febrero de 2022
Me he equivocado en el orden de la lista de puntos de bordado, hoy tocaba presilla cordoncillo y he bordado el ojal a punto de cordoncillo. Me he dado cuenta una vez hecho. He estado a punto de dejarlo en espera para mañana y bordar el que tocaba hoy, pero he decidido que no, sería una especie de mentirijilla, y prefiero ser honesta conmigo misma.
Sí, lo sé, me pongo muy profunda 🙂
Quiero comentarte que mañana y pasado no voy a publicar, por circunstancias personales no voy a poder estar aquí, así que el domingo volveré y bueno… espero que no me eches demasiado de menos o si soy egoísta entonces échame, aunque sea un poquito, de menos.
Esta mañana fui a nadar. He nadado la mitad de la clase, la causa ha sido que he llegado tarde ¿por qué? porque una personita que vive en mi casa que se llama hija, me ha reclamado y me he quedado con ella un tiempo, esto ha hecho que saliera tarde de casa y cuando he llegado a mi destino no encontraba sitio para aparcar, he estado a punto de explotar, mi mente me ha mostrado o al menos ha intentado, hacerme sentir muy mal por no haber pensado en mí, en mis prioridades. He estado a punto de volverme, pero no te quiero ni contar cómo habría vuelto…
Así que en una décima de segundo he decidido buscar sitio y quedarme, nadar, aunque me hubiese perdido parte de la clase. Todo esto que te cuento lo hago porque me ha llevado a una reflexión. ¿Qué es lo importante? La escucha, la escucha interior. En el pasado habría abandonado mi clase de natación para escuchar a la persona que en ese momento me requería, y ¿por qué no hacer todo? aunque sea a medias. A medias he escuchado a mi hija y a medias he nadado, pero al final todo se ha colocado.
Cuando he vuelto me he encontrado a mi hija más segura de sí misma, y yo más contenta por haber podido nadar.
Escuchémonos.
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